LA RUBIERA: EL HATO MÁS GRANDE DE VENEZUELA,
SE FUNDÓ SOBRE LA SUPERSTICIÓN
Horacio cabrera Sifontes relata
en un libro el secreto de la fantástica riqueza de esta finca guariqueña cuyos
linderos llegaban hasta el Golfo Triste
El secreto de la fantástica riqueza
del Hato “La Rubiera” cuyos linderos iban desde el Guarico hasta el
Golfo Triste y que respetaban cuatreros y vecinos, es relatado por Horacio
Cabrera Sifontes en un libro de reciente aparición editado en España.
El ganadero Cabreras Sifontes
que antes fue Gobernador de este Estado y Senador de la República ha escrito
dos libros anteriores: “Caramacate” que es un relato sobre la selva
guayanesa y “Guayana Esequiba” publicado hace 3 años.
El Hato “La Rubiera” que
tiene 180 leguas cuadradas de sabana y que data desde la época de la Colonia,
fue extraordinariamente poderoso y rico y se fundó y consolidó su importancia
sobre la superstición, la ignorancia y credibilidad del llanero, según relata
en buena prosa y con una técnica de novela bien lograda el ganadero Horacio
Cabrera Sifontes.
El contenido del libro está
basado en hechos reales y personajes y ambientes se combinan y entrelazan con
episodios llaneros de la guerra de
independencia y con las costumbres, creencias y tradiciones de nuestro pueblo, fundamentalmente
del pueblo del llano venezolano.
El relato comienza con la
llegada a Venezuela de Don Sebastián Sánchez, procedente de las aldeas de Mier
y Terán, aldeas de Oviedo de Santander y que se vino a Venezuela para poner a
prueba su ambición de crear bienes de fortuna.
Don Sebastián Sánchez llega a
Venezuela en tiempo de la Colonia y se deslumbra con la potencial riqueza
del llano y descubre en el medio y en su gente los ingredientes fuertes de su
ambición. La superstición, la ignorancia y la credulidad del llanero le
resultaron acicate y factor explotable al mismo tiempo para lograr todo lo
que en aquella época de transición de
la Colonia a la Independencia significó el hato guariqueño “La Rubiera”.
Aquel hombre de pelo
rubio, inteligente, decidido y de una fortaleza ejemplar llamado Don Sebastián
Sánchez devora leguas de sabanas en un
curso de exploración junto con su inseparable esclavo Bautista nacido en
Calabozo. En Guariquito siembra una Cruz de
Araguaney que cortó con el hacha de un fugitivo asesino de nombre
Torcuato Ramos que merodeaba por el lugar y que luego, gracias a su fama de
guapo, llego a ser campo volante del hato. Torcuato era un supersticioso
empedernido y cuentan que cuando mató a
su enemigo desafió la ira del pueblo para pasarle por encima a su victima
rezando la Oración de San Cipriano porque entonces era dicho y admitido en el
Llano que quien así lo hiciese no era alcanzado por la mano de la Justicia.
Sin embargo, el pueblo sabía la
contra de esta práctica que consistía enterrar al muerto boca abajo. Así y todo
Torcuato Ramos nunca pagó delito porque estaba bien protegido por el prestigio
y la influencia del hato y su dueño.
Dice Cabrera Sifontes que “La
Rubiera” llegó a ser el Hato más grande de toda Venezuela, integrado a
través de grandes litigios y reclamaciones. Llego a tener 180 leguas cuadradas
de sabana, empezando en el Morichal de Herrera y terminando sobre el Apurito en
Macanillal y en Arauca, con dominio sobre la zona del Golfo Triste, desde la
desembocadura del Aguaro en Apurito a la Punta de Manapire. Además, Cara, en la
isla de Apurito, comprada estas últimas por el Dr. Francisco Mier y Terán a
Luis Rivero en 1886.
El nombre “La Rubiera” es
originalmente llanero y deriva de la característica étnica de Don Sebastián que
tenia el pelo rubio. Cuando plantó en Cruz el primer hito del Hato los llaneros
le decían “La Cruz del Rubio” y así más luego se denomino el Hato hasta
quedar simplificado en “La Rubiera”. El llanero también sustituyó el apellido
de Sánchez Valdez por el de “Los Rubios” que desapareció con la muerte
de Francisco Mier y Terán, abogado en 1914, año en que el gran fundo con
oleadas de ganado y una fauna bella y silvestre fue vendido a Juan Vicente
Gómez a cuya muerte en 1935, La Rubiera pasó a Venezuela como Bienes
Restituidos.
La leyenda sobre la fundación
del fundo aún vive en la memoria del llano y dice Cabrera Sifontes que ahora
tiene esta forma clásica y ordenada: “Cuando el Rubio fue a fundar La
Rubiera, después de haber llevado a efecto los actos solemnes de la toma de
posesión tocando las cajas de guerras y blandiendo la espada a los cuatro
vientos en desafío a quien osara cuestionar los derechos de su Majestad sobre
el terreno adjudicado, enterró en la mata de San Juan a un negro y a una negra
bien culona y tetona. Luego enterró una vaca y un toro, una yegua y un caballo,
un cochino y una cochina, todos negros, sin un pelo blanco, para que
fructificara eternamente y para que su color, símbolo de la oscuridad, hiciera invisible
la hacienda y su fauna a los elementos destructores”.
Hola buenas noches me gustaria saber mas sobre la genealogía de los bisabuelos de mi madre los MIER y TERAN mucho agradecería la información que me pudiese suministrar. Favor Comuniquese al 04124666296 ing.yaurycordero@gmail.com
ResponderEliminarHola buenas noches me gustaría saber mas sobre la genealogía de los bisabuelos de mi madre los MIER y TERAN mucho agradecería la información que me pudiese suministrar. Favor Comuníquese al 04124666296 ing.yaurycordero@gmail.com
ResponderEliminarMuy interesante lo.que acabo de leer sobre el hato la Rubiera Gracias x tan bellas vivencias llaneras
ResponderEliminarPor esos caminos hay que poner a Dios por delante son riesgosos
ResponderEliminarTuve la dicha y fortuna de leer el libro "LA RUBIERA" allá en Venezuela, fue por los años 80. No lo he podido encontrar en Argentina. Quisiera volverlo a leer. Quizás me puedan orientar como conseguirlo.
ResponderEliminarMi abuelo Benigno Delgado Rubio era sobrino del "catire Rubio", dueño del Hato La Rubiera. Oriundos de Tenerife España, llegaron a Venezuela. Eran tres hermanos. Dos hombres y una mujer, mi bisabuela María Antonia Rubio. Uno de los hermanos se asentó en Altagracia de Orituco dónde se dedicó a la ganadería, el otro se radicó en Calabozo. Este último sería el dueño del Hato La Rubiera. No tuvo descendientes, por lo que al fallecer el Hato pasa a su único sobrino heredero, pero mi abuelo rechazó esa herencia por superstición.
ResponderEliminarHola cómo están, interesante relato, quisiera me ayudarán a conseguir ese libro La Tuviera, no lo encuentro, ni usado, avisen por cum.gomez59@gmail.com, muchas gracias
ResponderEliminarsaludos amigo donde puedo conseguir el libro de la rubiera
ResponderEliminarBuenas tardes, agradecería al autor d éste interesante artículo si tiene información d donde se pueda conseguir el libro "La Rubiera",lo he buscado en varias librerías d Ccas sin éxito.
ResponderEliminarMis saludos y respeto Sr Fernández,m podrá ud informar si en Ciudad Bolívar se consigue ésa obra d Cabrera Sifontes?,estoy realmente interesado en ella, leí otra dl autor,ya hace tiempo,"Relato d un velorio sin difunto" (creo q es el título,corrijame si m equivoco), también lo quisiera,d ser posible, hágame saber si hay posibilidad d adquirirlos.Gracias.
ResponderEliminarPodrá ud Sr Fernández darme su número d contacto?,al 04140527311, Gracias.
ResponderEliminarBuenas noches quisiera encontrar información acerca de cómo conseguir el libro de la rubiera
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