viernes, 8 de diciembre de 2023

PLATÓN: EL PODER EN BUENAS MANOS

El filósofo griego, alumno aprovechado de Sócrates, solía decir que el primer poder de una Nación debe estar en manos de los sabios, pero en Venezuela, al parecer, no funciona este axioma tan claro como evidente. Cualquier pela-gato puede subir la escala que llega hasta el techo del Palacio de Doña Jacinta y encaramarse amparado por el Síndrome de Hungri, . Eso de ser erudito como Pasteur o Uslar Pietri no va con muchos analfabetos del ABC o funcionales públicos. Federico Nietzche, culpaba al Cristianismo de muchos males y ponía, como ejemplo a Pateur, cuya sabiduría llegó el mismo a valorarla como pecado mortal. Afortunadamente, los líderes contemporáneos del Cristianismo han podido salir de este marasmo y puesto de relieve su lógica y razón de ser, Admiro a Rómulo porque menospreciaba el lujo y las condecoraciones, pero cometió el error del llamado “voto universal y secreto”, olvidando que el pueblo como tumulto atraído por el imán de la demagogia y la palabra fácil es amorfo y que la selección es muy importante si no que le pregunten a Darwin. La votación indirecta es la aconsejable como en EEUU que es le primera potencia en el mundo. Los primeros patricios venezolanos aspiraban un Carta Magna similar a la de EEUU, pero ya vemos, la República numérica la han vuelto un garabato. El llamado Síndrome de Hubris o adicción al poder ha surgido como manzana de la tentación. Nuestros líderes políticos padecen este trastorno. Se sienten capaces de realizar grandes tareas, creen saberlo todo, por lo que actúan yendo un poco más allá de la moral ordinaria. Numerosos ejemplos inundan las páginas de nuestra historia (AF